La droga es un túnel sin salida, algo que empieza con lo más simple y acaba con la vida.
He leído un libro por segunda vez, como dijo un profesor en clase hace unos días. Recuerdo que la primera vez que lo leí me pareció una historia más pero, ahora que ya sé algo más sobre este tema, me hace recapacitar y pensar que tengo la suerte de no haber empezado a recorrer ese túnel, que he tenido la ocasión y la he rechazado. Pienso que soy un poco más afortunada y que tengo un poco más de vida.
El libro empieza con una historia personal y normal, una historia que nos puede pasar a nosotros mismos: "Un compañero de clase con el que empiezas a simpatizar, que sales con él de marcha un par de tardes y al que, por no quedar mal, imitas. Unas cervezas y unos porros son suficientes para engancharte. A Juan, que es como se llama el protagonista, es lo que le sucede pero, por suerte, cuando se va de vacaciones y se le acaba "EL COSTO" desengancha de los porros. Cuando vuelve, su amigo empieza con la heroína. Intenta engancharlo pero ya se ha dado cuenta de lo que hay y no la prueba. Al final, él acaba en la universidad y su amigo muerto de sobredosis”.
Lo que la historia cuenta en sí es algo normal, cotidiano, pero si uno se pone en el lugar del protagonista y piensa, al final llega al corazón y te das cuenta de lo que es la vida en realidad y que la droga no es vida.
